domingo, 12 de febrero de 2023

Los exoplanetas de Próxima Centauri

La estrella Próxima Centauri, en la constelación austral del Centauro, es la más cercana de todas. Se trata de una estrella muy tenue, unas 1000 veces menos brillante que el Sol, por lo que no puede verse a simple vista y forma parte del sistema estelar triple de Alfa Centauri.

Como era de esperar, su proximidad de apenas 4.25 años-luz ha despertado el interés de los astrónomos y el público en general, sobre todo por saber si esta enana roja tiene planetas orbitando a su alrededor. Y en efecto, los tiene.

Así se vería la estrella Próxima Centauri desde uno de sus mundos. Fuente: ESO.


En 2016 se descubrió el primero y hasta ahora, el único cuya existencia está confirmada, llamado Próxima Centauri b o, simplemente, Próxima b. Debe tenerse presente que los exoplanetas se denominan con el nombre de su estrella madre y una letra minúscula, comenzando por la ‘b’ para el primero en ser descubierto, de allí la denominación de este mundo.

Posteriormente, otros estudios apuntan a la existencia de dos planetas más en Próxima, pero esto no está confirmado todavía. Sin embargo, a partir de los datos recolectados, los astrónomos suponen ya muchas de sus propiedades y el público está ansioso por descubrir si hay indicios de vida inteligente en el exoplaneta más cercano a la Tierra.

Ahora veremos qué han averiguado los científicos sobre estos mundos más allá del Sistema Solar.

¿Cómo es Próxima Centauri b?


En 2020 los astrónomos confirmaron su existencia, determinándose que es aproximadamente del tamaño de la Tierra, con una masa 1,17 veces superior. Está catalogado como una supertierra, es decir, un exoplaneta rocoso, más masivo y de mayor tamaño que la Tierra. Posiblemente, sea más viejo que la Tierra.


Próxima Centauri b se mueve alrededor de su estrella anfitriona en 11,2 días a una distancia de 0,05 UA (unidades astronómicas). Está muy cercano a ella, si se lo compara con Mercurio, el planeta más cercano al Sol y que orbita a este aproximadamente a una distancia de 0,387 UA. 


Pero no está tan caliente como podría suponerse dada esta cercanía, pues se estima que la temperatura media de su superficie es de unos 260 K o -13.15 °C, lo que sugiere que podría tratarse de un “mundo oceánico” con agua líquida en su superficie, un hecho que ha disparado el interés de los científicos. En otras palabras, Próxima b está en la ‘zona habitable’ de su estrella.



Infografía de la ESO, mostrando una comparativa entre el Sistema Solar y el Sistema Próxima Centauri. En esta enana roja, los planetas orbitan muy cerca de la luminaria, si se comparan con los de nuestro Sol. El sector verde marca la zona habitable, en la que el agua líquida puede existir.



Y hasta aquí las buenas noticias, porque se sabe que el planeta y su estrella se encuentran en acoplamiento de marea, lo que significa que el planeta muestra siempre una cara a su estrella, mientras que la otra mitad permanece en la oscuridad, al igual que la Luna y la Tierra. Sin embargo, tal vez la zona de penumbra intermedia del planeta representa una posibilidad más atractiva, en cuanto a una posible habitabilidad se refiere.


Pero… Próxima Centauri no es una luminaria apacible, y dada su cercanía con el planeta, este recibe continuamente ráfagas de radiación que la estrella emite y que seguramente han barrido la atmósfera, una condición importantísima para la existencia de vida. 


Además, el planeta posiblemente carezca de un campo magnético propio que lo proteja del viento estelar, ese flujo constante de partículas y radiación proveniente de la estrella madre.



Estos serían los tamaños relativos del Sol y Próxima Centauri, vistos desde el planeta Próxima B. El Sol, si bien es mucho grande, se vería más pequeño a causa de la distancia. Sin embargo, adornaría los cielos de Próxima b como una estrella de primera magnitud cerca de la constelación de Casiopea. Fuente: ESO.


De manera que, de existir una civilización alienígena allí, tendría que haber ideado un método para protegerse de esta radiación incesante, y posiblemente se estableciera en la zona de penumbra del planeta, o definitivamente en el lado no iluminado. Todo esto son suposiciones, por supuesto.


Indicios de vida inteligente, ¿qué hay de cierto en eso?


Pero la humanidad está más que ansiosa de encontrar vida en otros sistemas estelares, y no deja de adelantarse a los acontecimientos. Por eso no tardaron en circular toda clase de noticias, tras su descubrimiento y posterior confirmación de su existencia.


Dos de esas noticias han recibido mucha publicidad en los medios. La primera es que se habría detectado una señal de radio proveniente de Próxima Centauri, y que esta señal podría no ser de origen natural, mientras que la segunda afirma que el telescopio espacial James Webb ha encontrado luces artificiales en el lado oscuro del planeta. 


Veamos qué se esconde tras estas revelaciones.


Una presunta señal extraterrestre


La intrigante señal detectada fue emitida a una frecuencia de 982 MHz y estaba muy concentrada, lo que habla a favor de un origen tecnológico. Pero al mismo tiempo, la señal carece de modulación, lo cual significa que no transmite un mensaje. En otras palabras, los hipotéticos habitantes de Próxima Centauri b no nos han saludado.


Hay que tener presente que la señal solo se detectó una vez, así que pudo deberse a una interferencia en los aparatos terrestres, lo cual no sería extraño, pero no puede descartarse que se deba a algún fenómeno natural desconocido. 


La zona de penumbra en Próxima b. Fuente: Kevin Gill a través de Flickr.



Incluso puede que la señal ni siquiera provenga de Próxima Centauri. Sin embargo, no cabe duda de que la posibilidad de un origen alienígena es la más atractiva de todas, y por ese motivo la gente se inclina hacia ella.


¿¿Luces artificiales en el lado oscuro del planeta??


En cuanto a la noticia de que el telescopio James Webb ha captado luces artificiales en el lado oscuro del planeta, definitivamente no es cierta.


Es una tergiversación de las declaraciones del conocido astrónomo de Harvard, Avi Loeb, quien se dedica con avidez a la búsqueda de vida extraterrestre, a través de las formas más inimaginables. 


El astrónomo, junto a otros estudiosos de Harvard y Stanford, llevó a cabo simulaciones hace un tiempo, de las cuales se concluye que el James Webb podría configurarse para intentar detectar la presencia de luces artificiales en el lado oscuro del planeta, con un alto grado de certidumbre. Esto en caso de que existieran, obviamente, pero los científicos no han afirmado en ningún momento que han encontrado las luces, ni mucho menos.


Así que, por ahora, lo que resta es esperar a que la tecnología avance y seamos capaces de extender el alcance de nuestros detectores.





Próxima Centauri c y Próxima Centauri d

La existencia de estos dos mundos no ha sido confirmada todavía. Para ello se requiere su detección por parte de varios proyectos dedicados a la búsqueda de exoplanetas, lo que no resulta tarea fácil, en primer lugar por las enormes distancias, y luego por la diferencia de tamaño entre las estrellas y los planetas y el brillo de aquellas, que eclipsa completamente a otros cuerpos cercanos.


Próxima c, en caso de confirmarse su existencia, es un planeta mucho mayor que la Tierra, pero todavía no se sabe si es rocoso o gaseoso. Lo que sí suponen los astrónomos es que se encuentra fuera de la zona habitable de su estrella y quizá tenga un enorme sistema de anillos, al igual que Saturno. Todo apunta a que sería demasiado frío como para albergar vida.


Concepción artística de Próxima c y su descomunal sistema de anillos. Por Kevin Gill a través de Flickr.


En cuanto a Próxima d, se trataría de una sub tierra, es decir, un diminuto planeta rocoso que orbitaría muy cerca de su estrella madre, más que Próxima b. Por sus características y extrema cercanía a la estrella, es menos probable aún que sea habitable.


Conclusión


El sistema estelar de Próxima Centauri es, sin duda, la primera de las metas de los viajes interestelares, sobre todo por las esperanzas de que alguno de sus planetas sea capaz de albergar algún tipo de vida. 


Y aunque así no fuera, de igual manera serviría como punto de partida para alcanzar otros sistemas estelares lejanos, en un futuro igualmente lejano.


Porque hay que tomar en cuenta que si bien es la estrella más cercana, su cercanía es engañosa, al menos para la tecnología de la que disponemos actualmente. 


Estamos muy lejos de alcanzar siquiera una fracción apreciable de la velocidad de la luz, en cuyo caso, el viaje se extendería mucho más allá de 4.36 años. Y hasta el momento, nada se mueve más rápido que la luz, por lo que a mediano plazo, al menos, una misión tripulada hasta Próxima Centauri todavía es un sueño.


Sin embargo, está en marcha un proyecto para enviar pequeñas sondas equipadas con sensores, impulsadas por fotones. De esta manera, lograrían una velocidad mucho mayor que la de cualquier nave fabricada hasta ahora y podrían llegar A Próxima en el transcurso de solo 20 años. 


Una vez allí, recogerían una gran cantidad de datos valiosos para conocer a estos vecinos estelares cercanos y, sin duda, extender nuestros conocimientos del universo a límites insospechados.


Por F. Zapata


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